miércoles, 12 de febrero de 2014

MARIA CORREDENTORA, MADRE PROTECTORA


LIBRO LAS GLORIA DE MARÍA - SAN ALFONSO MARÍA LIGORIO

INTRODUCCIÓN


Este libro muestra a nuestra madre María como corredentora de los pecadores ante Dios pidiendo misericordia por cada uno de nosotros por todos los pecados que hemos cometido y aunque son mucho el daño y el dolor que le causamos con nuestras actitudes y malos actos, siempre está dispuesta a cubrirnos con su manto si nos acercamos con sincero corazón. 


 LAS GLORIAS DE MARIA

Este libro me llamo mucho la atención porque podemos ver como la  Santísima Virgen María actúa como nuestra madre protegiéndonos y actuando como nuestra defensora ante Dios, en este libro se muestra diferentes ejemplos en los que se muestra los casos de algunas personas llevaban una vida totalmente de pecado, pero que cuando acudían a nuestra madre, siempre conseguían el perdón de Dios por los pecados cometidos, porque Ella intercede por cada persona que se acerca con sincero corazón, y aunque Dios de la espalda, Ella siempre con su amor de Madre logra conseguir la misericordia también de Él.

Uno de los ejemplos que mas me llamo la atención es el que cuenta el Beato Juan Hurolt, que narraba que había un hombre casado que vivía en desgracia con Dios, pero su esposa era una mujer de bien, que no pudiendo convencerlo de que dejara el pecado, lo único que le pidió es que cuando viera una imagen de la Santísima Virgen hiciera un Ave María, un día cuando iba saliendo de su casa con la intención de ir a cometer pecado, vio una imagen de la Santísima Virgen y comenzó a hacer el Ave María y vio que el niño Jesús estaba cubierto de llagas y brotaba sangre fresca y al darse cuenta que con su vida de pecado le había abierto las heridas al niño Jesús comenzó a llorar y a pedir perdón, pero El niño Jesús le daba la espalda y es allí cuando se dirige a la Santisima Virgen a pedirle que le ayude a que el niño Jesús no lo rechace y ella con su infinita misericordia le pide que lo perdone y lo logra después de que se arrodilla a pedirle por el alma de este hombre, el niño Jesús le dice a su madre que por  el amor que le tiene a ella lo perdonara y este hombre le besa las heridas y poco a poco se van cerrando y luego de este día deja su vida de pecado. Me llamo la atención porque es ver como nuestra Madre Celestial siempre está dispuesta a pedirle a nuestro padre que nos perdone cuando tenemos un verdadero arrepentimiento, pidiéndole que no nos dé más la “espalda” y que nos mire con amor nuevamente, estando dispuestos a cambiar la vida de pecado que llevamos y permitir que se haga la voluntad de Él en nosotros, dejándolo entrar en nuestro corazón cambiando el hombre viejo y así ser un hombre nuevo con Jesús en nuestras vidas.

Debemos tener nuestra esperanza puesta en mamita María porque ella nos ayudara aun si nuestro pecado es más grande, intercediendo por cada uno de nosotros como lo hizo con este hombre, y aunque algunas personas consideran que no se debe poner la esperanza en ella porque para las religiones fuera de la  Iglesia católica la Santisima Virgen María es considerada criatura y estas religiones se basan en la cita bíblica (Jr 17;5),  diciendo que Dios maldice a las personas que ponen toda su esperanza en las criaturas y que El debe ser nuestra única esperanza. Pero si nos damos cuenta a lo largo del libro se nos muestra que nuestra madre lo único que quiere hacer es ganar unas pocas almas para Dios actuando como abogada y protegiéndonos para que Dios nos llegue a tener también en su misericordia y nos perdone nuestros pecados aun cuando llegan a ser tan grandes, pero recordar que si tenemos un verdadero arrepentimiento de ellos podemos lograr alcanzar la misericordia de nuestro padre y poco a poco ir sanando sus heridas, haciendo reparaciones de nuestros pecados.




Es tanta la compasión que tiene nuestra madre por nosotros que antes de que hagamos nuestras plegarias ella nos socorre, como se menciona en el libro de la Sabiduría: se anticipa a cuantos la desean, manifestándose ella primero (Sab 6; 13). Un santo que habla mucho de la Santísima Virgen María es San Alsemo y se refiere a este libro de la Sabiduría mencionado anteriormente diciendo que ella se adelanta a ayudar a quienes anhelan su protección. San Anselmo dice  que cuando pedimos a Mamita María las gracias, no debemos desconfiar de la misericordia divina, sino más bien de nuestra propia indignidad, encomendándonos a María, con el fin de que su dignidad supla nuestra miseria. Lo que dice San Anselmo me pareció muy interesante porque es ver una vez más que debemos ser humildes cuando cometemos errores y reconocer que nos hemos equivocado y es ahí donde verdaderamente nos acercamos a Mamita María pidiéndole que nos ayude y nos proteja y podamos pedir perdón a Dios por todas las veces que le hemos vuelto a abrir sus heridas con los pecados que hemos cometido en nuestra vida.

Debemos confiar mucho en nuestra madre del cielo, porque con ella se consiguen las cosas que tanto pedimos aun cuando Jesús no nos las otorga y no porque la Santísima Virgen sea más poderosa, si no porque Dios ha decretado honrar así a su Madre, como lo dice Nicéforo. Como dice esta persona en esta frase, debemos tener tanta confianza en la Santisima Virgen María, porque ella pide a Dios para que nos conceda las cosas que pedimos con tanta devoción para que no las otorgue, aunque también debemos recordar que si muchas veces no sucede lo que nosotros queremos o esperamos es porque no es la voluntad de Dios y Él tiene otras cosas preparadas para nuestra vida aunque muchas veces nos cueste entenderlo, Dios siempre sabe que es lo que más nos conviene.
Se mencionan diferentes opiniones de Santos sobre lo que piensan de la Santisima Virgen María, uno de ellos es San Bernardo que dice que Dios ha colmado a María con todas las gracias, con el fin de que los hombres, por medio de ella recibieran luego todo el bien que les llega, como a través de un canal, y aunque antes de que María naciera no existía tal canal, cuando fue dada al mundo fue para que llegaran continuamente las gracias divinas que se tiene para cada una de las personas. Este Santo también dice que Dios nos ha dado también a María por abogada  ante Jesucristo, y debemos acudir a ella con tal devoción que el hijo escuchara a su madre por todas las peticiones que nosotros tenemos que tomando a María como abogada ella siempre intercederá por nosotros.

La Santisima Virgen María vino al mundo sin la culpa original que cometieron Adán y Eva, esto fue porque venía a ser Madre del Salvador, que en el libro se menciona como el segundo Adán, para venir a reparar lo que hizo el primero. La Santisima Virgen María fue preservada de la culpa original porque es la hija primogénita porque estaba predestinada junto con su hijo por los decretos divinos antes las criaturas. Siendo primogénita de Dios fue conveniente que María no fuera jamás esclava de Lucifer, sino que siempre fue posesión perpetua de su creador, como ella misma lo dice en la cita bíblica (Pr 8,22), el Señor me poseyó desde el comienzo de sus obras.

María vino a triunfar sobre la serpiente ya que fue la causante de que los primeros padres cometieran pecado llevando a la muerte de todos los hombres, como lo dijo el Señor en (Gn 3, 15), pondré enemistas entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya, ella quebrantara tu cabeza.

Finalmente vemos que María es triunfadora sobre todas las cosas que nos llevan a que cometamos pecado y sobre las tentaciones que nos pone el demonio para que ofendamos a Dios, por esto es que María vino al mundo para ser corredentora por nuestros pecados, si lo hacemos con una devoción tan grande que ella en su infinita misericordia intercederá por nosotros para que Dios nos vea nuevamente con ojos de amor misericordioso.


CONCLUSIONES


-        Debemos ser consientes de los pecados que estamos cometiendo, quitarnos la venda que nos ha puesto el demonio y que no nos permite caer en cuenta de que lo que estamos haciendo está mal y que esto nos lleva a alejarnos de Dios y cuando esto suceda acercarnos a nuestra madre del cielo y pedirle que nos cubra con su manto.


-        Reconocer que la misericordia de Dios es más grande que nuestros pecados y que siempre nos los perdonara, siempre y cuando sea con un verdadero arrepentimiento de ellos.



-        Tener siempre presente que nuestra madre vino al mundo para quebrantar la cabeza del demonio y que la debemos tener presente en momentos de tentación y si llegamos a caer acudir a ella que actúa como abogada y corredentora ante Dios.