Por: Sofía Salazar
A veces creemos que por ir a misa, leer la biblia o simplemente decir yo creo en Dios o lo más chistoso que por que estamos en una comunidad ya tenemos el cielo ganado, creemos que ya somos diferentes al mundo entero solo porque creemos tener a Dios en el corazón.
Es lindo saber que ya se está tratando de llevar una vida diferente pero cuando uno decide decir si a la voluntad de nuestro Padre no es un juego, porque cuando le decimos si el solo espera cada vez mas de nosotros como personas y como hijos de Dios. A veces se nos pasan ideas locas por la cabeza como si en realidad estoy en el camino correcto, pero con cada suceso que pasa en este caminar uno se da cuenta que va por donde tiene que ir.
Seguir a Cristo es lo más lindo que puede hacer uno en la vida, más porque el mismo Cristo lo dijo “El que me siga no andara en tinieblas”. Conocer de él es conocer más allá de lo que creemos ver. A veces nos hundimos tanto en la vanidad y en tantas cosas que no son importantes y que solo le duelen a Dios nuestro padre en lo profundo de su corazón. En un momento pensaba, nos mandó desnudos al mundo ¿por qué? A lo mejor mejor él nos quiere así limpios sin nada que nos quiera apartar de él, y si él nos quiere así ¿Por qué razón buscamos la vanidad? Cada día intentamos cambiar nuestro cuerpo maquillando o colocándonos o quitándonos todo lo que por vanidad no nos gusta.
Pero lo más terrible es que desde el día que nacemos empezamos a crecer, pero con la idea de que algún día tenemos que ser “importantes” olvidando que para Dios somos importantes, entonces buscamos dinero, un trabajo importante, rumba, drogas, lo que al parecer es “felicidad”
En realidad creo que a Dios no le importara que tan famosos fuimos acá en la tierra, ni que tanto dinero tuvimos, si cuantas veces cambiamos nuestro cuerpo, ni si tuvimos el mejor cargo en una empresa, lo que en realidad le va a importar es que fue lo bueno que hicimos y cuantas veces dejamos ver su rostro en nosotros.
Entonces que tan bueno sería aprender a seguir una vida como Cristo, y practicar lo que en realidad vinimos a hacer e este mundo, nuestra misión. Qué bueno sería empezar a practicar las obras de misericordia, practicar los mandamientos, empezar a llevar una vida diferente, Empezar a hablar con Dios, orar junto con él y sentir su presencia en la Santa Eucaristía.
Lo bueno sería también seguir la vida de los santos ellos son un ejemplo a seguir, el saber qué cosas y sacrificios hicieron por amor a Dios que los llevo a disfrutar del reino de los cielos es un gran ejemplo a seguir.
Alguna vez hemos pensado ¿Qué hay después de la muerte? Desafortunadamente el infierno existe y la condena del ama es algo cierto, el negar a Dios y el practicar lo que no es de él, solo nos llena de sufrimiento, cada pecado y ofensa que hagamos en su contra tiene un castigo en el cual se sufre mucho. Por eso lo más bueno sería siempre estar en gracia y llenos de él buscando el reino de los cielos y no el reino de la desgracia.
¿Que quiere Dios de nosotros? Que seamos humildes y puros de corazón, que lo tengamos presente en cada momento de nuestra vida, en nuestras tribulaciones y en todos nuestros malos momentos, que aprendamos a soportar con amor, a tener paciencia y a aprender a entregarle todo a él, pues él es el único que tiene el control, vale recordar que el mal no se vence con mal si no con bien, y si tenemos nuestra alma, mente y corazón en tranquilidad y limpios de tantas cosas malas tendremos solo cosas buenas eso es lo que podremos brindar porque nadie puede dar de lo que no tiene.
Tenemos el mejor ejemplo a seguir y es Jesús el más que nadie fue nuestro ejemplo a seguir acá en la tierra, si algo aprendí es que aún me falta mucho por aprender y más que aprender es practicar, me falta mas poner en practica todo lo que he aprendido porque aún me falta mucha práctica, saber llevar a Jesús en mi corazón y en cada una de mis prácticas.
Seguir a Cristo es cambiar nuestro diario vivir para bien, ser mansos y humildes de corazón, abrirnos a la santo voluntad del Padre y ser un ejemplo a seguir como lo fueron los santos o la mismísima virgencita María, pues buscar la verdadera felicidad es buscar el reino de los cielos, renunciar a todo lo malo a todo lo que nos ensucia y nos aparta de Dios.
Cristo nos enseñó a amar y a soportarlo todo por amor, renunciar a la vanidad, al dinero, los lujos, la soberbia, la envidia, el egoísmo, dejar el mal genio y cambiar todo esto por amor, sería como tener el reino de los cielos acá en la tierra.
Orar los unos por los otros aprender a convivir como hermanos y amarnos así como Dios nos amó, hasta entregar a su único hijo por amor a nosotros, hacer de la tierra el cielo y no olvidar que la meta es el cielo.
